Monday, July 30, 2007

Columpios

La imagen más temprana de un parque guayaquileño que tengo en mi memoria es la del que está en la nueva Plaza Baquerizo Moreno. Era el parque de Guayaquil y había flores sencillas, toboganes de metal y muchos columpios. Mis favoritos eran los columpios; no me gustaba que me mecieran y veía de una manera extraña cómo algunas madres columpiaban a sus hijos. El momento cúspide del balanceo era cuando llegaba tan alto que parecía que iba a girar totalmente. Ya cuando estaba por irme, en lugar de esperar a que el columpio se detuviera yo saltaba. Creía que volaba.

Hay columpios para todos los gustos: grandes, pequeños, de metal, de madera, de colores, de plástico y para varias personas al mismo tiempo. En el fondo la idea de jugar en un columpio significa movimiento perpetuo, una de las situaciones con las que más tenemos que lidiar, porque el movimiento es esencial y natural en la vida. De todas formas hay algo que nos obliga a estar calmos, estáticos, rutinarios y salirse de esa rutina es un atentado a la estabilidad social.

A lo largo del tiempo he escuchado los discursos pro libertad y desarreglo, pero resultan vacuos en boca de quienes los pronuncian. Resulta que quienes hablan de escapar de la rutina, ser distintos, tienen trabajos estables, mecánicos, y son súbditos. A eso me refiero cuando digo que hay algo estático que debemos poseer para poder movernos.

Tal vez la idea del movimiento o del columpio desaparece a una edad determinada; pero yo tengo mis serias dudas.

Yo imagino columpios que no tienen quién los sostenga; se mecen solos y son míos, porque tal vez lo único que nos pertenece es lo que inventamos para jugar.

A propósito de los columpios yo pondría uno en un árbol tenebroso, abajo tendría que haber una alfombra de flores.



Cuando caminaba, ayer, por el Malecón, pude detenerme en esta feria y aunque las flores no me gustan mucho pensé que pisarlas sería una sensación deliciosa, o tal vez que te las pasen por el cuerpo desnudo...así que aplasté mi click para retenerlas en la virtualidad. Había tanta gente que una vocecita me decía: "Estamos aquí y somos legiones", y una brisa deliciosa. Agosto es el mejor mes de esta podrida ciudad, y si lloviera...

Saturday, July 28, 2007

La bohe

La bohe es poco frecuente y depende de la compañía. Hay noches y noches, algunas memorables sobre todo si el vino ha tenido su efecto deslumbrador. Mirada fija, brillante, embellecedora, excitante. Sí, excitante. Por eso adoro el efecto de las tres copas de vino que transmutan mi realidad, me hacen habitar el mundo que me creo en las ficciones.
Además, se han fijado en ese color, es como tomar sangre y estoy segura de que en nuestro imaginario está fija esa idea de que el vino es sangre y que la podemos beber para purificarnos. Que no amanezca, que no haya más despertares ni días soleados. ¿Para qué la luz del sol si el vino abrillanta las noches?
Ver tu cara en la oscuridad de la noche es una experiencia que me traslada a otra latitud. Que no haya despertar.

Thursday, July 19, 2007

El muerto

Soy una espía, tengo que aceptarlo. Desde que me mudé me quedo en la cama escuchando los sonidos de este departamento. Dicen que tiene 30 años, tal vez un tiempo más. Intento inventar la historia de sus habitantes porque cuando lo alquilé me dijeron:
-Estaba arreglándolo para mi hijo que se iba a casar, pero no hubo boda.
Yo: Ah!, bueno, qué lástima.
Pasan los días y llega el carpintero para terminar lo que empezó y dejó inconcluso, así que le pregunto que si él hizo los anaqueles de cocina.
-Claro, yo mismo con el joven cuando se iba a casar. Pero no se casó.
Yo: Ah... No pregunto nada más, pero ya me empieza a dar curiosidad vivir en una casa que tenía toda una finalidad.
Luego viene el robo, la inseguridad, visita de la dueña, y un buen día aparece por fin mi personaje, que todas las mañana recoge a sus sobrinos para llevarlos a la escuela.
-Qué buen tío, pienso, pero con ironía.
Sin explicaciones los dos hermanos suben hasta su-mi departamento. Reconozco a uno que vive abajo, y el otro, ese es mi personaje. Se ha quedado parado en la mitad de la sala, o debería decir mejor, sofá que hace de cama, bote, asiento, sala. Ha mirado a su alrededor con nostalgia, o al menos es lo que se me ocurre pensar.
Y ocurre que esa sola mirada me basta para saber que me gusta. No, no hablemos de gustos, es solo curiosidad y como extraña que soy sigo los vericuetos hasta llegar a lo que fuere, en lugar de tomar el camino más corto.
Indago con la vecina sobre la no boda, indago con el maestro cerrajero sobre el personaje. Nadie dice nada, todos evitan el tema, o lo cambian y el misterio crece. A estas alturas le he dicho a la extraña dos que me gusta un hombre que no conozco.
-Será por eso que te gusta, pues.
-Tal vez
Fumo un cigarrillo en la escalera y aparece el personaje, se acerca y me pregunta
-Y tú, ¿qué haces?
Dudo antes de responder, no por que su presencia me ponga nerviosa sino porque no hay respuesta. Miro hacia la ventana de la oficina que es mi casa y digo:
-Bueno, yo escribo.
Para arreglarla acoto que antes trabajé en un periódico, como para que se vea que soy una mujer normal. Mal, mal, me digo.
No recuerdo el resto de la conversación porque cuando miro algo que me inquieta se detiene el pensamiento, es como si quisiera captar los detalles de un rostro, de la boca, de los ojos, no me concentro en escuchar, solo en ver.
Se despide y subo.
Sesión de peluquería domingo por la noche, mi vecina manicurista me cuenta que mi personaje morirá en cualquier momento. Tiene una enfermedad mortal.
Me he enamorado de un muerto o de la muerte, no lo sé. Extraña dos sugiere que todo es un ardid para conquistarme, así que yo ya vivo mi próxima fantasía.

Wednesday, July 18, 2007

Martes de Domingo, a pedido de los amigos

Necesito respirar... la versión original de Tim Maia, Día de domingo, los sonidos que son posibles solo en martes de Santana, porque ese es el mejor y único día de Heineken, cuando no hay clientes y nos ponemos a escuchar la música que nos gusta. Nara Leao, Ellis Regina, Astrud Gilberto, Gal Costa, todas ellas desfilan con sus voces dulces por nuestros timpanos acompañados de gin y martini. ¿Qué vas a tomar hoy? Martini, el trago de los espías
-Es un trago de hombres...
-Sí, hoy soy hombre...
Risas, más música y nos dieron las 10 , las 11, las 12, así que nos vamos a Ojos, al billar que nos hace un guiño.
-Pónme a la Krall, dice nuestra cantante.
Suena Tentation, le hacemos al billar, apostamos 2 besitos
-¡Pero con lengua!, dice Extraña 2
Va de lenguas y fue, luego más risas y posiblemente la mejor de las últimas noches, pero las cosas no acaban en el billar, eso sería sacrilegio en una ciudad como Guayaquil.
Super Niño nos lleva a La Canoa. ¿El plato?
-Tres banderas
Tres banderas a las tres de la mañana para tres tristes tigres.

Saturday, July 14, 2007

Los colores de la gente


Aunque este diario empieza en el puerto, a veces toca trasladarse y yo encontré en una callecita adoquinada de Cuenca, un sitio perdido en el tiempo. La tienda era de madera y en las vitrinas había botones, cintas, lanas. Guíada por los colores de las faldas entré porque siempre he querido tener una, para usar a diaro con sandalias. Así como pueden ver en la foto, yo las miraba hasta que pregunté cuánto costaban: ninguna de ellas valía menos de 20 dólares, así que con los colores en la retina seguí caminando por esa ciudad tan alejada del puerto, pero tan cercana.

En mi fantasía no caminé sola por esas calles: estaba acompañada, pero esa es otra historia fundamental, que pertenece al plano de lo que no se dice. Lo que no se dice es imprescindible, irrevocable, interminable, una verdadera espiral que se puede confundir con lo que es vanal, lo que carece de valor. Lo que no se dice tiene una lógica inversa. No te digo que te amo porque es un hecho, así que me quedo callada para no ahondar un abismo, que es abismo porque callo. Y luego el paso de tiempo y otra vez una satisfacción de tomar la propia existencia y avanzar sin mirar atrás como la mujer de Lot.

Tuesday, July 10, 2007

El regreso de Extrañas.

Mi cuerpo no me pertenece, supongo que he de recuperarlo cuando me haya comido tu corazón. Y así, con esa hambre de recuperación me acosté a dormir, o débería decir a soñar. El sueño apareció en sepia y yo tenía un solo ojo, medio labio y una sola mano. Iba corriendo montaña abajo tratando de alcanzar mi otra mitad que era mucho más rápida y que se dispersaba a medida que descendíamos. ¿Cómo saber si debía alcanzar primero a ese otro ojo maldito, o a la boca de línea más parecida a un papel liso sin imprimir? El aire me faltó para llegar. Al final había un gran mar de leche, así que mojé mis pies en él mientras desaparecían la mitad de mi labio, el ojo, y la mano que me faltaba. Parecía que los había perdido para siempre. Una siempre piensa que todas las pérdidas son definitivas, en lugar de comprender que son una espiral que va cambiando de nombres, de rostros, de corazones. El mar de leche se convirtió en un algodón de azúcar y el cielo se tornó gris, cayeron las gotas de nieve y mi sola mano, mi solo labio y mi ojo quieto fueron cubiertos con los copos.
De repente la música que lo embargó todo y luego el depertar. No me gusta despertar con un espacio entre las piernas.

Saturday, July 07, 2007

Ojalá hoy fuera el último día, la última vez del principio del final.
Amaneció nublado y fresco, tal vez por la despedida.