Guayaquil es una ciudad para vagar, pero cuando no hay sol. Ayer hubo sol, ayer no pude vagar, entiéndase esto como caminar por las calles del centro y ver. ¿Cambia nuestra mirada de ver si vamos solas o acompañadas? Sí, cambia demasiado, por ejemplo, ayer me di cuenta de que me gusta vagar sola.
Hay una afición en esta ciudad por “engalanar balcones” con lucecitas diminutas, yo creo que desde que El Universo hacía los concursos de los balcones engalanados; concurso que ganaba el que más foquitos tenía, es decir, que era un premio a la abundancia, como para contrarrestar la pobreza real, que en algunos casos, vivía la familia triunfadora, y no sólo ellos sino también la ciudad, casi totalmente.
Aunque yo hable desde un ayer que era día y no de la noche, se me vino todo este lucerío a la memoria, la más traidora de las amigas, y finalmente la única que importa.
Un caldo de salchichas en Aquí es Yulán puede ser el mejor bálsamo para una borrachera, mientras cucharada a cucharada disfrutaba del líquido caliente, la oscuridad de sus aguas me parecieron un caldero que me devolvió mi imagen trasnochada. Antes de llegar a Yulán caminé por la Piscina Olímpica y el olor a orine era abrumador. Ya se me había olvidado este olor tan característico de Guayaquil. Guayaquil, sigues oliendo a orine.
Buscar una película en puestos piratas de la pirata Bahía se me está haciendo clásico; quiéralo o no, el hallazgo de un tesoro es un motivo eterno. Eso, y luego ver las películas en la tranquilidad de una casa ajena fueron lo mejor del día. El último tango en París me gustó más que cuando la ví por primera vez. El perfume empezó muy bien, pero se me hizo pesada, además, adoré ese libro y no me podía despegar de su ritmo; eso sí, las primeras escenas de El Perfume son fascinantes. ¿será que hay momentos que valen más que toda una historia? Ayer me pareció que sí.
La ciudad en sábado por la mañana estaba convulsionada por el mes, y empiezan mis padecimientos hasta que por fin se acaba el año. Mientras tomaba una botella con agua en una picantería de esquina cerca de la bahía pensé en la atención al cliente, en el aburrimiento, en la noche anterior y en las buenas conversaciones, en los celos de los amigos que seguramente no se dan cuenta de que los padecen, en el día de domingo que me recordaría que mañana es lunes, y en los pocos días que faltan para que lleguen los amigos perdidos por la distancia y en las conversaciones abiertas, sinceras en donde las cosas se dicen y no se guardan, en donde el afecto está asegurado porque se demuestra y se dice. Qué importante que es decir, que alivio se siente no tener que intuir, sino sólo corroborar que nuestra presencia se desea o es muy necesaria. Ayer sufrí de extrañamiento en el puerto. De ese extrañamiento que me recuerda quién soy.
En la picantería hubo una brisa que me trajo el olor del río y pensé en la muerte. Cuando llegó la cuenta desperté de mi ensoñación de sábado por la mañana y tuve la necesidad de llegar a casa, a mi ex cama, a mi ex casa, pero eso ya no existe.
Hay una afición en esta ciudad por “engalanar balcones” con lucecitas diminutas, yo creo que desde que El Universo hacía los concursos de los balcones engalanados; concurso que ganaba el que más foquitos tenía, es decir, que era un premio a la abundancia, como para contrarrestar la pobreza real, que en algunos casos, vivía la familia triunfadora, y no sólo ellos sino también la ciudad, casi totalmente.
Aunque yo hable desde un ayer que era día y no de la noche, se me vino todo este lucerío a la memoria, la más traidora de las amigas, y finalmente la única que importa.
Un caldo de salchichas en Aquí es Yulán puede ser el mejor bálsamo para una borrachera, mientras cucharada a cucharada disfrutaba del líquido caliente, la oscuridad de sus aguas me parecieron un caldero que me devolvió mi imagen trasnochada. Antes de llegar a Yulán caminé por la Piscina Olímpica y el olor a orine era abrumador. Ya se me había olvidado este olor tan característico de Guayaquil. Guayaquil, sigues oliendo a orine.
Buscar una película en puestos piratas de la pirata Bahía se me está haciendo clásico; quiéralo o no, el hallazgo de un tesoro es un motivo eterno. Eso, y luego ver las películas en la tranquilidad de una casa ajena fueron lo mejor del día. El último tango en París me gustó más que cuando la ví por primera vez. El perfume empezó muy bien, pero se me hizo pesada, además, adoré ese libro y no me podía despegar de su ritmo; eso sí, las primeras escenas de El Perfume son fascinantes. ¿será que hay momentos que valen más que toda una historia? Ayer me pareció que sí.
La ciudad en sábado por la mañana estaba convulsionada por el mes, y empiezan mis padecimientos hasta que por fin se acaba el año. Mientras tomaba una botella con agua en una picantería de esquina cerca de la bahía pensé en la atención al cliente, en el aburrimiento, en la noche anterior y en las buenas conversaciones, en los celos de los amigos que seguramente no se dan cuenta de que los padecen, en el día de domingo que me recordaría que mañana es lunes, y en los pocos días que faltan para que lleguen los amigos perdidos por la distancia y en las conversaciones abiertas, sinceras en donde las cosas se dicen y no se guardan, en donde el afecto está asegurado porque se demuestra y se dice. Qué importante que es decir, que alivio se siente no tener que intuir, sino sólo corroborar que nuestra presencia se desea o es muy necesaria. Ayer sufrí de extrañamiento en el puerto. De ese extrañamiento que me recuerda quién soy.
En la picantería hubo una brisa que me trajo el olor del río y pensé en la muerte. Cuando llegó la cuenta desperté de mi ensoñación de sábado por la mañana y tuve la necesidad de llegar a casa, a mi ex cama, a mi ex casa, pero eso ya no existe.
¿Qué existe? Parece que nada de lo que no sea yo existe. Sólo soy yo en la más intensa de las soledades. Una vez más me repito, en la más intensa de las soledades viviendo mi película muda. He sido un accesorio, soy un accesorio. ¿siempre seré un accesesorio? Por eso digo Good night and good luck, ahora sí presencio mi propia muerte, una muerte simbólica y necesaria.
12 comments:
¿Cuál es la diferencia entre orine y orina?
Justamente hoy noche veremos con unos amigos Last tango in Paris; la propuse para el ciclo que vamos a hacer en febrero en el CineClub por motivo del amor y la amistad.
¿Sabes? Siempre he tenido la duda de si el mundo continuará después de que haya muerto, y créeme que no va por el asunto megalomaniaco.
Un abrazo.
comprendo, y me alegro de que ya seamos dos; tengo esta manía de pensar en el pasado y en el futuro y no en el presente.
creo que muchísimos instantes pueden tener más peso que la historia completa.. de hecho muchas historias no se constituyen como un todo, no se amalgaman, son siempre una consecución de de instantes, de flashes, de pestañeos más tardados de lo normal...
a veces pasa eso de morir y siempre, invariablemente, tiene de bueno que hay un renacimiento...
A veces también la soledad me pesa. Pero bueno, es necesaria a veces para pensar en claro.
Me gusta tu blog. Cuando tengas tiempo ven y visita el mío, el travelertofu, que los otros estoy de invitado.
Chao.
Exacto, señorita P, hay que renacer cada vez y cuando. Tofu sama, pasaré, pero dame un tiempito que ahora vuelo...
Ana
Hola Extraña. Ayer te puse un comentario extenso en referencia a esta crónica y a mis recuerdos de infancia, pre adolescencia y Guayaquil. Justo cuando iba a publicarlo tuvimos un problema con el servidor y no pudo ser.
En resumen, al leer tu texto recordé cuando salíamos en familia a ver los balcones engalanados, caminando mucho para al menos unos 5; te contaba que uno de esos estaba muy cerca de mi casa y que era de los que siempre quedaba en los primeros lugares. En fin;
algo más sobre recuerdos junto a mi padre, algo de cuando también me gustaba vagar solo por el centro, algo de ese asunto de la muerte;
y la cosa cerraba con la evocación de un poeta que escribió que toda vida es hermosa cuando acaba, y que entonces, todo esto que tenemos que vivir, es la construcción de esa hermosura, y que eso era bueno;
Sin tantas líneas como ayer, pero con el mismo o quizá más cariño,
El Escaparate.
Escaparate, pero me da curiosidad leer ese texto...
Ok, Extraña Lina. Aunque no es cosa de que uno tenga muy en cuenta el orden de las palabras que ha escrito y al restituirlas les de ese mismo sentido, pero eso tú ya lo sabes: mucha lectura, mucha soledad, muchos amigos que escriben y se la pasan diciendo cosas de los demás y de sí mismos, gente entrañable e irrepetible, y también seres invisibles de los que no se alcanza ni-si-quiera a recordar uno de los dos nombres.
¿Querida Mirabella, cuál es el texto que quieres leer?:
El relato de un hombre que se consume periódicamente en las evocaciones de nuestra ciudad puerto de futuras aguas profundas; o,
Los decires de un cierto conocido que en vez de ir su casa a dormir la borrachera, te suelta chisme sobre una mil gentes que realmente no conoces pero que en apariencias son parte de algo que quieres vivir o tener. (¿?)
Es bueno saber de ti, escuchar la voz de tus palabras e imaginarla tras los esquivos y bellos ojos de una mujer de cabellos color de luna eclipsada, que mira queriendo entender, suponiendo cosas que ella no quisiera.
Salud,
El Escaparate
Es la ciudad la que nos trae soledades para pintarla con ellas, como a veces nos sucede, y anularnos por completo.
¿sola? pues no parecías tan sola al contarlo... la ciudad en la que uno vió la luz siempre te deja algo de compañía en el alma, las descripciones de los parajes, los recobecos, la gente y los recuerdos me llevan a pensar y a estar convencido que no caminabas sola, sino, con guayaquil a dentro... creo que estás confundida, no estás sola... pero si triste
Éste es el descubrimiento del domingo por la mañana...
Desde la orilla de mis cuentos
Dorian Gray, puede que tengas razón. Tal vez es tristeza, de esa que se lleva siempre, de esa que tiene que ver con secretos, con realidades. La pregunta es si la compañía era tal o una simple situación.
Lila Boka, gracias por la visita.
Dorian Gray, puede que tengas razón. Tal vez es tristeza, de esa que se lleva siempre, de esa que tiene que ver con secretos, con realidades. La pregunta es si la compañía era tal o una simple situación.
Lila Boka, gracias por la visita.
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