Monday, December 18, 2006

Raro fatal

Los encuentros son interesantes, no importa si estamos huyendo o queremos afrontar las situaciones. Mi encuentro de ayer me mostró que se puede restituir el orden perdido, los diálogos, las amistades.
Hace mucho tiempo tuve un amigo, pero creo que la distancia nos separó. De esta amistad recuerdo mucho los diálogos, algo tan difícil de lograr y de mantener. Cuando pienso en este tema me miro y miro a otras mujeres porque yo creo que los diálogos y las relaciones para nosotras tienen que tener continuidad, y ya sé que estoy generalizando, pero sinceramente lo discontinuo puede llegar a ser perturbador, es como si tuviéramos la necesidad de ir tejiendo una gran colcha de retazos para darle sentido a las cosas, estamos siempre armando, cuidando, complaciendo, en fin, todas estas cosas que me hacen poner de mal genio porque no puedo escapar de ellas, aunque intento.
Pero bueno, decía que tuve este encuentro con un amigo que me hará un enorme favor, y que además me apoya con mis planes más que nadie. Yo que andaba dispersa pensando estupideces que no valen la pena, y gastando mi tiempo en la cotidianidad, adoré sentarme a conversar sobre lo que sí tengo que hacer y que he postergado.
Después de una hora de espera en una librería que aproveché para fisgonear libros por fin llegó y hablamos y hablamos y de repente muchas cosas tomaron sentido. La primera es que el diálogo tiene un papel fascinante en mi vida. Mis amistades y mis antiguas relaciones se han fundamentado en él. Luego, que no puede haber autoengaño, he elegido que el diálogo siga rigiendo mi vida. No más interpretaciones, solo lo dicho...
Luego viene toda esta conversación sobre las relaciones y sus nudos y luego esta revelación que llega a la conclusión es que nadie escoge a nadie, y que si se pudiera el mundo sería irreal.
Él menciona esta unión rara fatal que lo une a ciertas mujeres, por alguna razón, el sexo puede verse como una perdición y las relaciones como algo siniestro. Me gusta la palabra siniestro, y me repito eso de raro fatal y nos reímos muchísimo por lo cursi y por lo cierto.
Habrá continuación

6 comments:

Hiscariotte said...

Me gusta el diálogo, pero en un mano a mano; cuando se dan esas conversaciones plurales entre un gajo de personas suelo ser más bien callado, el oyente infiltrado.

¿Y qué pasó con lo del trabajo en el bar?

Un abrazo Anita.

Anita said...

Claro, a ese diálogo me refería, de ahí que sea eso precisamente dia-logos y no mono-logos.
Creo que estoy todavía saturada de haber mantenido también diálogos ficiticios, para mí esos son los que hacen que una hable como para suplir el poco díalogos de los otros.
Sí, prefiero las conversaciones con poca gente aunque sé llevar esas en que hay muchas voces.
Del trabajo del bar, todo parece haberse detenido. Yo lo plantée, pero como no veo respuesta no he querido insistir.
Y tu?

Hiscariotte said...

¿Yo? Armando un cineclub en mi pequeñita ciudad. Tocará visitar bares para promocionarlo, ya que arrancamos en enero.

A ver cuando te animas a darte una vueltita por acá.

César Eduardo Galarza said...

¿Por qué Extraña? ¿Qué necesidad es esa de saber quienes podemos ser? Y luego ¿Qué? La desazón, el desasociego. La incertidumbre de no tener lo que creimos; las manos vacías con la sensación de los cuerpos que tocamos. No Extraña, éste es quien soy. Así que convoquémonos a un diálogo.

A tu espera,

El Escaparate

César Eduardo Galarza said...

¿Por qué Extraña? ¿Qué necesidad es esa de saber quienes podemos ser? Y luego ¿Qué? La desazón, el desasociego. La incertidumbre de no tener lo que creimos; las manos vacías con la sensación de los cuerpos que tocamos. No Extraña, éste es quien soy. Así que convoquémonos a un diálogo.

A tu espera,

El Escaparate

Anonymous said...

Lo cotidiano es lo que nos hace sentir diferentes, por eso también estamos inmersos dentro de lo cotidiano, para analizarlo, para darnos cuenta de que todo es un absurdo, hasta el mismo hecho de sabernos ajenos a grupos comunes.

Porque hay que reconocer algo cierto, necesitamos del día día, de lo monótono para hacer personajes, para crear, para llegar a esa misma gente que despreciamos o que dejamos pasar por alto. ¿Quién no quisiera que todos ellos puedan leer más cosas o que puedan compartir más conversaciones interesantes?, ¿acaso no se espera en los lanzamientos y demás actos que llegue más gente interesada?, ¿no están hartos de ver a los mismos?

Sinceramente, María Paulina, si no existiera lo cotidiano, no podríamos llamarnos ni intelectuales, ni diferentes, ni analíticos, o lo que fuere... lo cotidiano es parte de nuestra vida... Hasta las mismas conversaciones "intelectualoides" se vuelven cotidianas, cuando se toca un tema repetidamente; lo cotidiano también es insultarse en los blogs... es mantener el anonimato en estos espacios que te permiten desdoblarte...

Así que, querida amiga, cuando dices, "gastando mi tiempo en la cotidianidad", que no sea una excusa para autoreprocharte las cosas o los planes que has dejado para después. Sigue con tus metas, tus proyectos, porque tienes mucho que dar... el arte está en saber dividir el tiempo.

Yo, por mi parte, elijo el mismo anonimato de un bar clandestino... nos vemos