"Algo de mi se ha perdido entre tu casa y mi casa ¿será el calor que no abraza?. No es de gozo no es de ira, como tampoco es mentira que algo de ti se ha escondido entre tu calle y mi alma. ¿Será tal vez la esperanza de un cariño adormecido?"
Susana Baca tiene una voz extrañada; una especie de lamento como si su voz languideciera cuando canta esas letras tan lastimeras que le gustan, y por las que ha cruzado continentes para ser profeta lejos de su tierra. Ahora sé que es negra y un poco india; la digna representante del cajón peruano. Durante algunos años vivió en casa de Chabuca Granda, ayudándola y haciendo música con ella.
La primera vez que la escuché fue en el Gran Cacao, hace 4 años. El dueñobarman me dijo que tenía que oírla y yo obedecí como sólo hago cuando intuyo que una persona interesante puede tener un gusto o afición similar a alguna mía. Y así fue como Susana se metió en mi piel, a la espera de esos instantes en que la dejo salir para compartirla con otras personas.
Con el limewire de una Apple he bajado varias canciones de Susana Baca y tengo ahora a los amantes muy cerca y reparo en la letra que dice:
Mientras caminas por bosques y parques
sólo por besar tus pies
el otoño desnuda sus árboles
sólo por besar tus pies.
Él te ama como yo,
con ojos infinitos
y como yo
también quisiera
desnudarte de otoño.
Nosotros
los amantes
sobre nosotros
la lluvia y el amor
la lluvia sin cesar
sin cesar el amor
sobre nosotros
la lluvia que como el amor
humedece a los amantes
La lluvia llegará.
Ya la he repetido tres veces y la mujer que teclea a mi lado hace un gesto de perturbación, debe pensar que qué le encuentro yo a este tipo de música. Se impacienta, pero este es mi repertorio de cada vez y cuando, y no dice nada. En segundos hará lo de siempre; subirá el volumen de sus canciones preferidas y me impedirá seguir lamentándome con Susana.
Cuando esto ocurra yo estaré viviendo una historia en una terraza. A esa terraza no sube nadie y yo he decidido estar ahí con mi amante.
Hay una ligera garúa que anuncia la tormenta que caerá sobre Guayaquil, y a nosotros no nos importa, porque ya nos estamos besando y nuestras ropas están suficientemente húmedas. El olor de la lluvia se ha mezclado con nuestros alientos y cuando vuelvo a teclear en esta oficina prestada, todavía puedo percibir los aromas que me ha dejado la fantasía. También tengo los sabores mezclados en mi boca, a menudo los siento en los momentos más inverosímiles y me digo que es el poder de la evocación o de los deseos.
4 comments:
cualquier comentario empañaría este relato... la garúa con su aroma húmedo convoca más aromas que el de tierra húmeda...
> ese espacio entre mi casa y la tuya.
Solo con eso se resume todo.
Gran post
¿y los amantes...?
pues quién sabe de los amantes...
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