Si el pasado sentimental regresa, sólo hay dos opciones: o lo tomas y haces de tipas corazón o haces la del capitán araña. La del capitán araña es la que escuché de mi abuelita. Ella siempre ha bromeado sobre sí misma por su nerviosismo para los temblores, los relámpagos y cualquier situación angustiante. Cuando llegaba el momento de su verdad, huía, pasara lo que pasase.
La del capitán araña es mi opción, creo yo porque de tanta caída una ya no se quiere volver a caer y es literal. De todos estos devaneos hay algo muy positivo y es que de verdad no tropezaré con la misma piedra. Lección aprendida: no presiones a otros a tomar decisiones de las que luego no te puedas hacer responsable.
Una de estas cosas no es como las otras
Plaza Sésamo se hizo presente en una misma mesa mientras la sexópata errante cantaba Cómo han pasado los años. Yo pensaba y pensaba y también algo conversaba, pero de verdad no puse tanta atención a las palabras. Mi patín estaba bien lejos, en las playas manabitas desiertas porque no hay gente y porque no llueve. Dicen que ya son 4 años sin lluvias y el panorama es evidente. Montaña áridas, polvorientas como los caminos, mucha sal, mucho sol.
Regresamos a la mesa aquella en día de San Valentín, una fiesta que no celebro, y pese a ello, ahí estaba probando o tal vez probándome a mi misma el autocontrol.
Al final llego a la conclusión de que me gustan los extremos, los bordes, las comisuras; es allí donde transito, donde me reconozco. Hay una sensación de vacío inevitable por eso, como dije antes, la del capitán araña es mi opción.
Colombia chiquita
La del capitán araña es mi opción, creo yo porque de tanta caída una ya no se quiere volver a caer y es literal. De todos estos devaneos hay algo muy positivo y es que de verdad no tropezaré con la misma piedra. Lección aprendida: no presiones a otros a tomar decisiones de las que luego no te puedas hacer responsable.
Una de estas cosas no es como las otras
Plaza Sésamo se hizo presente en una misma mesa mientras la sexópata errante cantaba Cómo han pasado los años. Yo pensaba y pensaba y también algo conversaba, pero de verdad no puse tanta atención a las palabras. Mi patín estaba bien lejos, en las playas manabitas desiertas porque no hay gente y porque no llueve. Dicen que ya son 4 años sin lluvias y el panorama es evidente. Montaña áridas, polvorientas como los caminos, mucha sal, mucho sol.
Regresamos a la mesa aquella en día de San Valentín, una fiesta que no celebro, y pese a ello, ahí estaba probando o tal vez probándome a mi misma el autocontrol.
Al final llego a la conclusión de que me gustan los extremos, los bordes, las comisuras; es allí donde transito, donde me reconozco. Hay una sensación de vacío inevitable por eso, como dije antes, la del capitán araña es mi opción.
Colombia chiquita
Digresión, nuevamente cambio de tema a mi antojo, sigo sentada en la mesa del Dizengoff escuchando los boleros y pienso en Salango, desierta después de que la televisión explotara por algunos días el caso de la droga que apareció en la playa, traída por la marea.
Generalmente el restaurante El delfín mágico está lleno los fines de semana, pero no hubo nadie, lo único que se veía eran ventanas cerradas. Tomé un tricimoto para ir a Puerto López y el que manejaba me dijo que hace años que en Salango hay cosas raras, no de parte de los habitantes del pueblo sino de ¨la mafia¨., porque ¨la mafia siempre es internacional¨, me comentó. La modalidad de ocultar droga debajo del agua era un éxito hasta que los buzos nativos del pequeño pueblo descubrieron el contenido de estas bolsas negras de plástico.
¨Algunos ni sabían qué era la droga, pero siempre hay otros que saben¨. Fin de la conversación.
Siempre hay otros que saben, esa fue la frase que a mi se me quedó retumbante y que volvía a repetirme mientras los boleros continuaban en la voz de la mujer de terciopelo.
2 comments:
¿Por qué la polarización forzada? Hay matices intermedios, ¿no crees? Por ejemplo el sexo por diversión con una ex es chévere; no que pase muy seguido tampoco, pero cuando se dan las condiciones puede ser algo muy agradable.
Un abrazo Anita.
porque cuando hay devaneos sentimentales, todo resulta forzado.
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