Digo que el regreso suele ser excitante, por eso Extraña dos me ha dicho que volvió reconcentrada y le creo siempre porque lo que dice, hace. A veces creo que su don es tener una boca de metralleta,sobre todo si el gin ha hecho efecto.
Hemos vuelto a las andanzas y que no se lea esto como algo fascinante, exótico y aventurero... no, no, léase esto como un vagar constante entre mi casa y la de ella, sin tiempo, sin ataduras, sin nadie que pueda requerirnos. Dueñas de nuestros tiempos y de acuerdo con perder las horas dialogando estupideces simpáticas, ya son dos las semanas, sin parar, mirando la noche, los bares, y por supuesto, los restaurantes, porque nunca puede faltar la complicidad de la comida. Caldo de manguera, bolas de verde, arroz con menestra, bolones, tigrillos y música. Harta música para engreir los timpanos, arrullarlos, adormecerlos.
Lugares con vistas, eso me falto enumerar. Sí, hemos estado en lugares con vistas inolvidables. Yo tengo uno grabado en la retina y cada vez que cierro los ojos veo el río, el cerro y las lucecitas de la madrugada guayaquileña, muy silenciosa, mientras las amistades colocan más música, de esa que las radios no tocan. Me acuesto en una hamaca y veo por la ventana. Me quedo dormida hasta que siento que alguien me acaricia los churros, bucles, simplemente mi pelo sambo, y dice: "Cualquier cosa, pero por favor no te quedes dormida". Escucho a mi amigo hablar, y contar, y recontar. Tengo paciencia esta noche, la verdad tengo una inusual paciencia.
Extraña dos es dj, yo pido La Lupe, y eso es lo único que nuestro amigo-bicho no tiene. Bajo los seis pisos para irme en mi taxi carroza pasada de hora. Son las cuatro de la mañana, me quedaría más, pero ya saben, el maldito mundo laboral, a una la espera sin clemencia y a las siete tengo una lucidez. Lo hago para corroborar que si quiero puedo. Ese día quise, un día después me encierro a las siete y en la madrugada el celular suena y suena con mensajitos chistosos que yo contesto. Al día siguiente reviso qué mismo es lo que he respondido, porque no lo recuerdo con claridad. Me río de mi lucidez al responder, porque podría haber sido caos caótico.