Extraña dos boxea todas las noches y yo estoy a punto de seguirla, no por el box o por el ejercicio si no para reirme más. Me gusta que me cuente lo que pasa en la clase de box, tal vez por eso todavía no voy yo misma a ponerme unos guantes sino que prefiero escuchar las historias. La que les voy a contar se salió del cuadrilátero, justamente ayer por la noche.
Después de una caravana, de las chivas, de los tragos, Extraña dos acompaña a una amiga a una fiesta en un bar, y con todos los tragos posibles en la cabeza empezó el coquteo de su amiga con un ex compañero, hasta que la esposa de él se dio cuenta y persiguió a la amiga de Extraña al baño. Como había que parar el asunto, el implicado, fue a detener a su esposa que quería matar a la amiga de extraña y como él también había tomado, se puso violento.
Esta es la parte en la que Extraña entra en acción porque agarra al tipo, su amigo, lo toma del brazo, lo insulta y le dice a manera de telenovela mexicana que a las mujeres no se las toca ni con el pétalo de una rosa, y él reacciona, cual macho latino castigador, como diría mi amigo Lumpen, y empuja a la Muñeca del millón de dólares, que ahora será el nombre de Extraña mientras siga seducida por el box.
Extraña le da un derechazo que tira al chico al piso; el hombre se levanta enloquecido y Extraña tiene que correr con la víctima del brazo hasta que llega un taxi calabaza.
Tengo que confesar que me habría encantado ver su destreza bóxística, es que no fue el típico arañón que pueden hacer las mujeres, se trata de un auténtico puñete...