Salir de viaje en la propia ciudad ofrece salir de la rutina. Tal vez el calor hace que desista un poco, pero mi nuevo proyecto es conocer las islas. Hay una ilusión de ser exploradora en estos viajes, tengo que aceptarlo.
Alguna vez estuve en Santay, pero nunca en Puná. Y no son las únicas islas, también están esas otras que aparecen en las novelas de Aguilera Malta, como la Mondragón. A Jambelí sí he ido y me sorprendí cuando a mediados de agosto el agua estaba caliente, y lo mejor, la playa desierta.
Aunque el viaje es fundamental en la vida y en la ficción, creo que hay un viaje que no hay que hacer y es el viaje al pasado.
La cuestión es si el pasado regresa o si una vuelve al pasado y en la conclusión de hoy puedo decir que lo mejor es que el pasado pase, que el viaje continúe y que si el pasado regresa no es casual. Para emprender el viaje, una vez más, es más es importante ver al pasado, tomarlo por los cuernos avanzar. La historia de la humanidad se podría resumir en los viajes, pero con esta frase yo estaría plagiando a uno de mis héroes literarios, o mejor dicho, plagiándolo bastante mal, como es mi costumbre y dada mi poca retentiva. Qué no daría por poder recitar versos enteros, fragmentos enteros, en fin…
Helado de chocolate con sushi
Una noche, hace poco, caminaba con una amiga por la Víctor después de comer Sushi. Antes, tengo que confesar que comí un helado de chocolate gigante, como para que puedan advertir cómo hago mezclas de todo tipo, en este caso gastronómicas, y en otro, para qué decirlo.
Lo cierto es que caminando por esa calle tan transitada iba recorriendo un pasado bien pesado, y también le contaba mi decisión de tomar el pasado y enfrentarlo de una buena vez. Mi amiga decía, respecto a una historia que podría bien ser la ficción perfecta del enamoramiento y todo lo que eso significa, que yo podía volver , que era posible, en otras palabras, que era posible retomar esa relación. Fue después de escucharla que tuve la certeza de que no. La historia estaba acabada, enterrada, sepultada, y digerida desde que decidí ir al encuentro de esa persona. Eso había creído yo, pero en realidad iba a mi propio encuentro. Me alegro de haber podido hacerlo, me he pasado huyendo, escondiéndome. Así que mientras estaba sentada y tomaba mi botella de agua pensé en el próximo viaje y será a una isla, o a la posibilidad de una, para plagiar más todavía. Es que es imposible no hacerlo.
Dicen que en Puná hay una playa que se llama La concordia. Concordia, me suena a concordar, o a acordar. Entonces será Puná.
Alguna vez estuve en Santay, pero nunca en Puná. Y no son las únicas islas, también están esas otras que aparecen en las novelas de Aguilera Malta, como la Mondragón. A Jambelí sí he ido y me sorprendí cuando a mediados de agosto el agua estaba caliente, y lo mejor, la playa desierta.
Aunque el viaje es fundamental en la vida y en la ficción, creo que hay un viaje que no hay que hacer y es el viaje al pasado.
La cuestión es si el pasado regresa o si una vuelve al pasado y en la conclusión de hoy puedo decir que lo mejor es que el pasado pase, que el viaje continúe y que si el pasado regresa no es casual. Para emprender el viaje, una vez más, es más es importante ver al pasado, tomarlo por los cuernos avanzar. La historia de la humanidad se podría resumir en los viajes, pero con esta frase yo estaría plagiando a uno de mis héroes literarios, o mejor dicho, plagiándolo bastante mal, como es mi costumbre y dada mi poca retentiva. Qué no daría por poder recitar versos enteros, fragmentos enteros, en fin…
Helado de chocolate con sushi
Una noche, hace poco, caminaba con una amiga por la Víctor después de comer Sushi. Antes, tengo que confesar que comí un helado de chocolate gigante, como para que puedan advertir cómo hago mezclas de todo tipo, en este caso gastronómicas, y en otro, para qué decirlo.
Lo cierto es que caminando por esa calle tan transitada iba recorriendo un pasado bien pesado, y también le contaba mi decisión de tomar el pasado y enfrentarlo de una buena vez. Mi amiga decía, respecto a una historia que podría bien ser la ficción perfecta del enamoramiento y todo lo que eso significa, que yo podía volver , que era posible, en otras palabras, que era posible retomar esa relación. Fue después de escucharla que tuve la certeza de que no. La historia estaba acabada, enterrada, sepultada, y digerida desde que decidí ir al encuentro de esa persona. Eso había creído yo, pero en realidad iba a mi propio encuentro. Me alegro de haber podido hacerlo, me he pasado huyendo, escondiéndome. Así que mientras estaba sentada y tomaba mi botella de agua pensé en el próximo viaje y será a una isla, o a la posibilidad de una, para plagiar más todavía. Es que es imposible no hacerlo.
Dicen que en Puná hay una playa que se llama La concordia. Concordia, me suena a concordar, o a acordar. Entonces será Puná.
2 comments:
en el blog de eduardo varas hay una reseña sobre puná.
sugiero que mejor vayas a cerro de hayas, o a churute
Dejar atrás el pasado es recontra jodido, en mi caso, trato de aprender de mis errores y sólo intentar acordarme de las cosas chéveres.
Viajar es siempre necesario, salir y relajarse es lo máximo. Disfruto mucho desconectándome del mundo, alejado de la ciudad y leyendo alguna novela. Sirve a de mucho si quieres olvidar.
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