Wednesday, March 14, 2007

La cama pirañesca

Si no la conoces debes probarla. Es la que inspiró la película El lado oscuro del corazón, cinta dirigida por Eliseo Subiela, durante la década de los noventa y que se quedó en el imaginario latinoamericano hasta que apareció la segunda parte y odiamos a Subiela por edulcorado.
Así como hay un hombre que busca a la mujer que sepa volar y cada vez que prueba una que no tiene esta volátil cualidad, abre un lado de la cama y la mujer desaparece en el vacío, así mismo me imagino yo acostada en mi propia y única cama pirañesca de terciopelo azul, que debajo tiene una maravillosa pecera que no tiene goldfish sino pirañas del Amazonas.
Después de tener sexo, hay unos pequeños minutos de euforia corporal que se acaban cuando una empieza a pensar entonces ya a la distancia creo que sería mejor no pensar y en otra accionar la palanca de control de la cama pirañesca que además es una palanca de máquina tragamoneda.
Como dejar de pensar no está en mis planes inmediatos voluntarios- siempre hay que dejar un espacio para lo fortuito- yo bajo mi palanca y escucho un ruido de piernas chapoteantes que poco a poco desaparece a medida que las pirañitas han tenido un banquete exquisito.
Después puedo dormir sin soñar, acto fundamental en la vida de cualquier mortal, si deseo asegurar mi supervivencia y cuando despierto miro por un balcón al mar y allí a lo lejos veo a una mujer que va entrando al agua con un poco de miedo porque no sabe nadar. Sí, yo sé que no sabe nadar, porque si supiera yo no quisiera enseñarle como es mi deseo en estos momentos. Dudo si levantarme y darme un chapuzón o simplemente ver cómo esa mujer poco a poco se anima a perder el miedo. Ya es muy tarde, cuando creo que voy a ponerme de pie y voy a ir a la playa,, me doy cuenta que lo de la cama pirañesca ha sido una ilusión y que ahí duerme un personaje. Eso es bien claro. Se trata de un personaje, no de una persona, me repito y pienso que si lo fuera hace rato que podría volar.

Thursday, March 01, 2007

Los amantes


"Algo de mi se ha perdido entre tu casa y mi casa ¿será el calor que no abraza?. No es de gozo no es de ira, como tampoco es mentira que algo de ti se ha escondido entre tu calle y mi alma. ¿Será tal vez la esperanza de un cariño adormecido?"






Susana Baca tiene una voz extrañada; una especie de lamento como si su voz languideciera cuando canta esas letras tan lastimeras que le gustan, y por las que ha cruzado continentes para ser profeta lejos de su tierra. Ahora sé que es negra y un poco india; la digna representante del cajón peruano. Durante algunos años vivió en casa de Chabuca Granda, ayudándola y haciendo música con ella.
La primera vez que la escuché fue en el Gran Cacao, hace 4 años. El dueñobarman me dijo que tenía que oírla y yo obedecí como sólo hago cuando intuyo que una persona interesante puede tener un gusto o afición similar a alguna mía. Y así fue como Susana se metió en mi piel, a la espera de esos instantes en que la dejo salir para compartirla con otras personas.
Con el limewire de una Apple he bajado varias canciones de Susana Baca y tengo ahora a los amantes muy cerca y reparo en la letra que dice:

Mientras caminas por bosques y parques
sólo por besar tus pies
el otoño desnuda sus árboles
sólo por besar tus pies.

Él te ama como yo,
con ojos infinitos
y como yo
también quisiera
desnudarte de otoño.

Nosotros
los amantes
sobre nosotros
la lluvia y el amor
la lluvia sin cesar
sin cesar el amor
sobre nosotros
la lluvia que como el amor
humedece a los amantes
La lluvia llegará.

Ya la he repetido tres veces y la mujer que teclea a mi lado hace un gesto de perturbación, debe pensar que qué le encuentro yo a este tipo de música. Se impacienta, pero este es mi repertorio de cada vez y cuando, y no dice nada. En segundos hará lo de siempre; subirá el volumen de sus canciones preferidas y me impedirá seguir lamentándome con Susana.
Cuando esto ocurra yo estaré viviendo una historia en una terraza. A esa terraza no sube nadie y yo he decidido estar ahí con mi amante.
Hay una ligera garúa que anuncia la tormenta que caerá sobre Guayaquil, y a nosotros no nos importa, porque ya nos estamos besando y nuestras ropas están suficientemente húmedas. El olor de la lluvia se ha mezclado con nuestros alientos y cuando vuelvo a teclear en esta oficina prestada, todavía puedo percibir los aromas que me ha dejado la fantasía. También tengo los sabores mezclados en mi boca, a menudo los siento en los momentos más inverosímiles y me digo que es el poder de la evocación o de los deseos.